Éramos un grupo de 18 ciclistas británicos, montando la N2 de Chaves a Faro, y paramos la noche en Tondela. El hotel recomendó este restaurante, y reservamos. No nos decepcionaron. Este es un restaurante familiar, y la hija, Carolina, habla buen inglés. También teníamos dos celiacos en nuestro grupo, que tenían que comer sin gluten. Nos dieron algunas opciones y elegimos de antemano, para facilitarles el trabajo. La comida era maravillosa. Caroline trató muy duro de cuidar de nosotros, e hizo un trabajo increíble. Todo el mundo tenía mucho para comer y dejó la mesa llena. Los celíacos estaban bien atendidos, y comían sin riesgo. No podemos recomendarlos suficientemente. Sin duda volveremos a comer aquí en nuestra próxima visita a Tondela.