Queríamos una hamburguesa y una cerveza afuera, donde nuestro perrito pudiera estar con nosotros. El cajero dijo “¡Por supuesto!” y trajo un plato de agua para perros a nuestra mesa. La hamburguesa estaba sabrosa con buena carne molida cocinada perfectamente. El Heineken estaba frío. Servicio muy cortés. En general, una agradable sorpresa en un lugar sin pretensiones. Este lugar está a la vuelta de la esquina del Mercado municipal, cerca del canal.