Nos encontramos con esta pequeña joya de un café en nuestro primer almuerzo en Faro y volvimos cada día.
No hay un menú extenso pero la comida es muy buena. Se ofrecen baguettes, sándwiches, tostadas y ensaladas.
La camarera hablaba inglés perfecto y era muy amable y servicial.
No esperes la alta cocina, pero espera baguettes muy sabrosas, en particular el tomate con huevo de atún y la lechuga.
Asiento exterior con paraguas para sombra. Cerveza helada y sidra para enfriarte.
Muy razonable precio.